El
comercio de residuos electrónicos fue malinterpretado en la década del
2000-2010. A pesar de que alrededor del 15-30% de lo que fue exportado fue
destrozado, los artículos no eran particularmente dañinos (no causaron la contaminación
del agua en Guiyu ya que la mayoría del envenenamiento por plomo proviene de
quemar cables altamente insolados, no vidrio proveniente de pantallas CRTs).
Hubo mucha especulación de la cual escribir y se formó un debate acerca de si
el “vaso de la exportación” estaba 80% lleno u 80% vacío.
Durante
la mayoría de la década pasada, los Estados Unidos, Europa y Japón fueron los 3
proveedores más grandes de insumos para las fábricas de reconstrucción/renovación.
Dichas fábricas operaban 3 turnos al día, reconstruyendo y mejorando las
computadoras y monitores genéricos para venderlos en mercados como India y
China. Ellos dependían de naciones ricas que contaban ya con 10 años de utilizar
y recolectar electrónicos para proveerlos de lo necesario y poder lograr tener
suficiente material para satisfacer la demanda que tenían.
A
medida que ciertos estados en los Estados Unidos (tales como California) y
otros países en Europa se iban retirando como proveedores de electrónicos
usados para estas fabricas, los demás estados y países sufrían los efectos de
dichos hechos en relación con su oferta y demanda dentro de esta industria. Al
pasar esto, los importadores tuvieron menos opciones de a quien comprar electrónicos
y por ende la calidad de los artículos importados sufrió.
Durante
ese mismo periodo, China e India estaban generando sus propios electrónicos
usados, pero nunca fueron los suficientes como para exportar a otros países,
sino que todo lo generado se reciclo, reconstruyó o se destruyó domésticamente,
en Guiyu o Dharvi.
Esto
último ha cambiado mucho, Europa, Estados Unidos y Japón ya no son los únicos proveedores
de electrónicos usados, América del Sur ya entro al ruedo.
Los
sudamericanos tienen hoy 10 veces mas dinero que hace 10 años (7-10% de
crecimiento en ingresos compuesto por un periodo de 10 años) y las pantallas de
LCD cuestan una decima parte de lo que costaban hace diez años también. Este es
un cambio dramático en ambas direcciones. Los lugares en Lima que solían vender
500 CRTs diarias en el 2005, están vendiendo ahora entre 75 y 100 unidades
diarias. De igual manera, los camiones que llegaban con electrónicos a las
tiendas provenían del mismo Perú, algo que no se veía hace 10 años. ¿Y las
televisiones que se vendían dentro de las tiendas? ¡Había televisiones Chinas usadas!
Las
fabricas que se dedican a la reconstrucción de aparatos electrónicos no
dependen ya solamente de los Estados Unidos, Europa ni Japón como sus únicos proveedores.
La siguiente década se dedicará menos a la reconstrucción y más al reciclaje
hecho apropiadamente, a cambiar los mercados informales y transformarlos a
operaciones de desensamblaje apropiadas. Y este desensamblaje se estará
haciendo a mano.
La
mejor manera para conseguir fondos para lograr esto será a través de incentivos
para lograr que la reutilización y reconstrucción de electrónicos se haga
apropiadamente. Y la mejor manera a su vez para lograr esto será demostrar los
casos de éxito de los cientos/miles de técnicos africanos, asiáticos y
sudamericanos que han hecho esto durante las últimas décadas. Ellos están ahí afuera
y es el trabajo de todos nosotros encontrarlos y ayudarles a contar sus
historias.