Todos aprendemos
diferentes cosas de nuestros padres, tales como la manera de hablar, la forma
de ser, la manera de manejar situaciones difíciles, valores, principios, etc.
Una de las cosas que yo aprendí de mi Papá fue el tener consciencia y cuidar
nuestro medio ambiente. Mi Papá es arquitecto y toda su vida ha experimentado
con diferentes materiales y métodos de construcción para ver cuál es el que
menos desperdicio genera y cuál es el más ecológico que pueda utilizar. De
igual manera, siempre ha utilizado materiales, baños, focos y otros materiales
dentro de nuestra casa que ahorran agua y energía y nos ha enseñado a mi
hermano y a mí a cuidar estos elementos. Es así como desde pequeño he tenido un
acercamiento y entendimiento a tendencias ecológicas.
Todo esto se me inculcó
desde pequeño, así que, cuando en el 2007 se me presentó la oportunidad de
hacer un internship en Vermont con
una compañía de reciclaje de electrónicos llamada Good Point Recycling (nombre comercial de American Retroworks) la acepté inmediatamente. Ese verano no solo aprendí
mucho acerca de la industria, pero hice nuevos amigos y conocí lugares nuevos,
cosas que no hubiera hecho si no fuera por una oportunidad como la que tuve. Al
principio no pensé más del asunto, excepto que había sido una buena y padre
experiencia. Sin embargo, cuando se me presento la oportunidad de volver a
trabajar con ellos en el 2008 y 2009 me di cuenta que las personas y lugares
que conocí no eran como las personas o lugares que otros trabajos o industrias habían
hecho que conociera, sino que todos estábamos unidos y trabajábamos (así fueran
de diferentes maneras) hacia un mismo objetivo- mejorar el mundo en el que
vivimos y dejarles un mundo digno de vivir a las generaciones futuras. Fue aquí
donde me di cuenta que todos tenemos los mismos principios y de que existen los
empresarios con una consciencia humana y ambiental a quienes les interesa
primero hacer una diferencia positiva en el mundo, en segundo ayudar a otras
personas y después el hacer dinero.
Durante el tiempo que
he estado involucrado en esta industria y en especifico con American Retroworks, Retroworks de México
y WR3A he tenido la oportunidad de conocer, interactuar, compartir y vivir con
trabajadores de Estados Unidos, México, El Salvador, Guatemala, Camerún, de
platicar con empresarios de Inglaterra, Senegal, Malasia, Egipto, Perú, Holanda,
Alemania, intercambiar ideas con activistas Europeos y Norteamericanos e
inclusive compartir formas de mejorar la importación y exportación de electrónicos
y por ende de ayudar a desarrollar el emprendedurismo social con ministros de
Ghana, Nigeria, Kenia, Madagascar y Uganda entre otros. No he viajado ni
conocido todos los países que he mencionado hasta ahorita, pero si he tenido la
fortuna de ver como se reciclan los electrónicos en algunos de estos países y
he visto los extremos de cómo viven las familias en Estados Unidos y en Kenia pasando
por México y como el reciclaje de electrónicos hecho bien ha ayudado al
desarrollo económico no solo de unas cuantas familias, sino de toda una región
desolada y olvidada por muchos en México (lean la historia de Las Chicas Bravas).
No solo creo
fuertemente que el reciclaje de electrónicos es algo que ayuda a mantener el
equilibrio de nuestro medio ambiente, sino que así como se ha comprobado ya en
varias regiones y por varios emprendedores, es una manera ecológicamente viable
(mientras que se haga bien) de lograr fomentar el desarrollo económico de
varias regiones.
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